El Rosedal del parque 9 de Julio tiene 10 rosales menos. Eran plantas grandes, llenas de pimpollos de todos colores, y fueron arrancadas de raíz, entre el jueves y ayer a la noche. Nadie vio nada, a pesar de la guardia policial. Al mismo tiempo, cada mañana amanecen rotas más bolardas, esas esferas de color gris peltre que la Municipalidad colocó en el microcentro para delimitar y embellecer las semipeatonales.
En un intento desesperado para que no las sigan chocando con los vehículos, Luis Lobo Chaklián, subsecretario de Planificación Urbano, anunció que las bolardas serán pintadas de amarillo limón. “Vamos a cambiar de color porque no puede ser que no las vean. Falta cultura urbana y hay mucho desprecio por las cosas del patrimonio público”, se quejó el funcionario.
Recordó que la Municipalidad de la capital realizó una inversión de 10 millones de pesos para cambiar el paisaje urbano con plantas y bancos en las veredas para dar más oxígeno a las calles del microcentro. “Pero ahora el 10% de ese presupuesto ya lo estamos volcando en la reposición de elementos como macetas y bolardas. Desde que pusimos las más de 90 macetas, ya las hemos reemplazado a todas”, explicó con preocupación.
“Conozco muchas ciudades del mundo que hacen este tipo de intervenciones en las veredas y no tienen problemas. Los tucumanos tenemos que aprender a convivir”, insistió.
¿Por qué las roban?
La directora de Espacios Verdes de la Municipalidad, Valeria Amaya, cree que los rosales, recién plantados y en flor los roban para venderlos. “No le encuentro otra explicación. La vez pasada faltaban 35, pero fue un robo hormiga. Suponemos que era la gente que iba a pasear y arrancaba las plantas para llevarlas a su casa. Pero en este caso de anoche, fueron 10 plantas de rosas que se arrancaron. Eran ejemplares que plantamos en agosto. Se hizo un minucioso trabajo de mantenimiento, para que las plantas estén más fuertes y aun así las sacaron”, lamenta.
Si bien el robo produce una constante pérdida dineraria, no menos de $ 200 por cada planta, lo más tedioso para Amaya es el tiempo y el trabajo que se pierde en el mantenimiento del Rosedal. Consultada sobre la vigilancia indicó que hay seguridad municipal hasta las 21.
El proyecto de enrejar
Indicó que el proyecto de cerrar el Rosedal está en proceso de autorización, ya que tiene que tener el visto bueno de Patrimonio Nacional. Luego comenzará la gestión para la licitación.